Es irónico. Mientras espero apoyo moral de gente que -en teoría- debería estármelo ofreciendo en este instante, hay algunos más a quienes apenas ciberconozco, cuyas palabras de aliento me han servido en cantidades. Eso me recuerda las palabras de Blanche DuBois en Un Tranvía Llamado Deseo: 'siempre he confiado en la amabilidad de los extraños'... y funciona.
El hecho de que alguien anónimo no conozca todo de tu persona hace que su visión sea lo más cercano a la objetividad. He percibido como la objetividad, cuando se cruza en un momento de incertidumbre -como el que vivo ahora mismo-, es una gran ayuda. Es aún más latente en ciertos momentos, como hace unos minutos, cuando voces similares de aliento me han llegado de personas con quienes actualmente las relaciones no están en un buen momento. Y se me antojan ambiguas. Una actitud injusta y odiosa de mi parte, lo sé. Eso es lo que pasa cuando -y lo digo con todo el dolor que nadie alcanza a imaginarse- no se confía plenamente en las intenciones de tu gente: terminas confiando en la amabilidad de los extraños...
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