He visto hace unos instantes, en uno de esos momentos de lucidez producto de la reflexión y los cabos atados, un gesto que ha llegado a despertar rabia dentro de mí como hace mucho no sucedía. Un gesto desleal. Ingrato. Inmaduro. Indignante. Una muestra de cinismo propia de una mente ruin y egoísta. Una obra maestra hecha por un cuervo que se ha dado un banquete con mis ojos y ha planeado bufonamente los aires con su cínico vuelo, aprovechándose de mi inevitable ceguera.
Con la lucidez he recuperado la vista robada. He logrado ver al cínico cuervo volando arrogante sobre mi cabeza. Con la lucidez, la rabia despertó. Genuina e inevitable. Tomé piedras del camino, las más pesadas, las que seguro podrían herirlo sin compasión al arrojárselas. Cuando estaba a punto de hacerlo, las solté y las dejé caer. Un pensamiento rafagante me hizo cambiar de opinión: con plena certeza el cuervo se cansará de volar, necesitará comer, y como no sabe defenderse más allá de lo que le enseñé, seguro querrá venir a buscar más comida en mis manos y más tibieza en mi regazo. Y por supuesto, ya no la encontrará. Ni la comida, ni mis ojos, ni mis manos, ni mi regazo.
Con la lucidez he recuperado la vista robada. He logrado ver al cínico cuervo volando arrogante sobre mi cabeza. Con la lucidez, la rabia despertó. Genuina e inevitable. Tomé piedras del camino, las más pesadas, las que seguro podrían herirlo sin compasión al arrojárselas. Cuando estaba a punto de hacerlo, las solté y las dejé caer. Un pensamiento rafagante me hizo cambiar de opinión: con plena certeza el cuervo se cansará de volar, necesitará comer, y como no sabe defenderse más allá de lo que le enseñé, seguro querrá venir a buscar más comida en mis manos y más tibieza en mi regazo. Y por supuesto, ya no la encontrará. Ni la comida, ni mis ojos, ni mis manos, ni mi regazo.
Con mi visión de vuelta, es pertinente empezar a ver otras cosas. Dejar de perder el tiempo contemplando vuelos ajenos y tomar el propio. El horizonte es lo que tengo hacia adelante. Lo que queda atrás es el cuervo regodeándose entre mi rabia. Eso es todo lo que le quedará de mí.
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