Creatividad. Es irónico que escriba sobre creatividad en un momento de mi vida en el cual tengo el más crítico bloqueo creativo que haya podido tener hasta ahora. Las ideas simplemente no me fluyen. Las pocas que fluyen, son insatisfactorias. No están mal, pero siento que les hace falta algo, mucho, casi todo. Un motor, una inspiración, un buen contexto, una motivación que salga desde adentro.
Quizás sea producto del tedio intelectual. Quizás solo estoy bastante cansado de botar tanta energía creativa durante los últimos años en proyectos que se consumieron entre las banalidades y los egos. Quizás es hora de enfrentar la realidad y admitir que extraño de sobremanera todos esos espacios que brinda el ejercicio publicitario, en los cuales, aunque rodeado por la superficialidad de la sensibilidad puesta al servicio del consumismo, se permite un nivel de expresión único en el cual el límite es apenas una tara mental sobre la cual te paraste encima hace mucho tiempo. Quizás simplemente podría mandar todo al pepino y abandonar estos estériles terrenos que hoy habito. Quizás solamente necesito recuperarme del tedio. Pero mi afán por no estar quieto puede más que la paciencia, la cual, por cierto, creo que ha sido demasiada y está alcanzando aquellos peligrosos límites que pueden llevar al comportamiento absurdo.
Ya he explotado muchas veces, todas aquellas en las cuales me he sentido asfixiado por la falta de aire creativo. Y en todas esas ocasiones ha sido un ejercicio liberador. Hoy podría explotar igual: dejarlo todo atrás y liberarme. Pero, ¿acaso será justo dejar a la deriva un nivel de comodidad profesional y material por el cual tanto he luchado, el cual tuve tan vetado durante tanto tiempo, el cual he ganado en franca lid gracias a mis aptitudes y que ahora puedo disfrutar a mis anchas? Reflexiono desde la aburridamente necesaria madurez de mis treinta y tantos y concluyo que nunca volveré a dar un paso atrás en lo que respecta a sentirme materialmente cómodo. Y desde esa perspectiva, creo que aún no es el momento. Que debo esperar vientos más favorables, pues ya no soy tan resistente a las tormentas como hace 15, 10 o incluso 5 años atrás. Pero, mientras el viento sopla de nuevo a mi favor, ¿que hacer con estas ganas de crear, pero con tan pocos espacios y motivos para hacerlo? ¿que hacer para lograr fluir en vez de explotar una vez más?
Pienso más detenidamente y me encuentro con un planteamiento personal. Hace mucho tiempo me percibo como un campesino creativo. De los que siembran, riegan y alimentan su mente y espíritu en función de obtener exquisitos brotes de creatividad que realmente marquen una diferencia. Noto que mi cosecha anterior fue buena y aun la estoy disfrutando. También noto que ya es hora de cultivar nuevos frutos. Y para ello necesito nuevos campos. Necesito volver a sembrar, regar y alimentar. Empezaré por buscar las semillas adecuadas. Respecto al terreno apropiado, por causa de las circunstancias y de mi aburridamente necesaria madurez de treinta y tantos, no tengo otra opción más que esperar. Mientras tanto, veremos que puedo hacer con lo que tengo. Para empezar, intentaré arar los estériles espacios que ahora habito.
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