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martes, 11 de junio de 2013

INSANE (o el riesgo de estar demasiado loco para un mundo demasiado cuerdo)

En un poco más de un mes cumpliré 37 años. Y es extraño.

En mi vida ha sido una constante que me digan loco. De niño jugaba solo y tenía miles de amigos imaginarios, más de los que suele tener un niño normal. Demasiados como para que me consideraran un niño loco. En la primaria era el bicho raro del salón, seguro los niños normales intuían mi locura de lejos. En la secundaria, cuando todos llevaban el pelo largo, yo me rape total la melena, teniendo que soportar a los 15 días un ejercito de cabeza peladas -como hecho curioso, era una época en la cual la locura, o era una moda, o un estado contagioso colectivo-. En la universidad, al escoger una carrera que definitivamente requiere una alta dosis de locura para cursarla, seguía repuntando como el más loco de todos. Y luego, llegó la hora de ser "adulto".

En el fondo, todos los que me llamaron loco conservaron la esperanza de que la locura solamente fuera un elemento eufórico de mi personalidad infante y juvenil. Pero la locura siguió. Y cuando se es adulto, y te consideran loco, el mundo no es fácil.

Este blog nació en el 2007 como parte de esa locura. Intentando entenderla. Intentando complacer a ese mundo que me exigía ser normal. En búsqueda de una vida tranquila donde pudiera ser afín con todos. Unos solos escritos me bastaron para darme cuenta de que sería imposible. Todos tienen razón. Estoy loco.

¿Y qué?

El hecho es que me siento cómodo así. Aunque sea un riesgo grande, es como ser una presa apetecible en un salvaje mundo de fieras depredadoras. En uno de esos dejos de locura, afirmé alguna vez que "en tierra de ciegos, el tuerto es rey, y quienes vemos con ambos ojos una amenaza latente". Y creo que eso es lo que significa ser loco en este mundo: poder vez más allá de lo que todos ven, entender que la moneda no tiene solo dos caras, sino también vértices, y líneas, y que se compone de dos círculos entre los cuales hay una masa donde suceden más cosas, las caras son múltiples, pero el resto del mundo solo vez dos, y por eso, y muchas otras cosas más, me dicen loco. Y como todo loco es una amenaza en el mundo normal, suelo ser frecuentemente atacado.

¿Y qué?

No diré discursos baratos sobre la fortaleza interior, sobre crecer a punta de los maltratos ni nada de eso. No soy una persona traumatizada por situaciones del pasado y puedo decir que tuve una infancia alocadamente normal. He recibido golpes duros, más de los que una persona normal ha recibido, y los he asumido desde mi locura. Y aquí estoy. Loco.

Me he hecho un tatuaje. No es la gran cosa, Todos se hacen tatuajes. Pero a quienes lo han visto les ha parecido loco.

¿Y qué?


Y en pocos días, seré un loco de 37 años con un tatuaje inspirado en los sellos que les ponen a los locos en los hospitales psiquiátricos de Estados Unidos. Aún más peligroso para este cuerdo mundo.

¿Y qué?

Adelante.

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