De porqué adoro el romanticismo

Adoro el romanticismo.
Adoro poder navegar en unos ojos ajenos 

que te piden que lo hagas,
ser juntos una mirada que promete ser el preludio de un idilio. 

Adoro el sabor de una larga caricia,
de unas manos que te recorren por instantes prolongados en búsqueda de un beso. 

Un beso que no busca la lascividad,
sino que por el contrario confirma cuan sublimes fueron las caricias previas,
suspiros que alimentan el espíritu,
que piden un poco mas de esa mano cálida,
de esos labios de fuego.

Adoro saber de esa voz que,
entre tímida y decidida,
te confirma que estas siendo correspondido. 

Adoro que la indignación producida por la ingratitud de un antiguo amor
sea eclipsada por el rayo de luz de un nuevo comienzo.

Lo único que lamento es que la dura mano de la razón haga lo suyo.

Así que adoraré aún más el momento en el cual el amor

nos demuestre que vale la pena creer en él.